lunes, 27 de junio de 2011

Día Internacional de las Personas Sordociegas


El 27 de junio es considerado el Día Internacional de las Personas Sordociegas en conmemoración del nacimiento de Helen Keller, la primera persona sordociega que luchó por los derechos de las personas con esta discapacidad. Helen Keller nació el 27 de junio de 1880 en Alabama. Cuando tenía 19 meses cayó enferma y unas fiebres le privaron de los sentidos del oído y de la vista algo que, en un principio, le quitó la capacidad para poder comunicarse y derivó en graves problemas de conducta que le impidió relacionarse con los demás. No obstante sabemos que, con el paso del tiempo, Hellen Keller dio discursos sobre su vida, se graduaría con honores en la Universidad de Radcliffe e incluso escribiría libros sobre sus experiencias personales, gracias a la ayuda de su institutriz Anne Sullivan, que le enseñó a leer en braille, a comunicarse con los demás y a llevar una vida normalizada. Si todo esto se consiguió hace un par de siglos, hoy en día es posible la integración de las personas sordo-ciegas en la sociedad, como es el caso de Luis Bethencourt, un artista alfarero que conocimos hace poco en un artículo que fue publicado aquí http://capazitados.org/index.php?nota=2844 En España hay unas 6.000 personas sordociegas. Se considera sordociega a una persona cuando en ella se combinan la falta de visión y de audición en mayor o menor grado, generando problemas de comunicación únicos y necesidades especiales derivadas de la dificultad para comunicarse de manera global y desenvolverse en el entorno. El acceso a la información, a la educación, a la capacitación profesional, al trabajo, a la vida social y a las actividades culturales... es decir, desenvolverse con normalidad en la sociedad presenta, a veces, un muro que se levanta delante de estas personas y les impide avanzar. Hay asociaciones como Foaps, una fundación asociada a la ONCE o ASOCIDE, que llevan trabajando desde su constitución para promover el desarrollo de programas dirigidos a atender las necesidades específicas de las personas sordociegas para favorecer su integración en la sociedad (en todos los ámbitos) y mejorar, por tanto, su calidad de vida. Fuente: Asocide.